viernes, 16 de junio de 2017

El que no ama a su patria, no ama a su madre

En la calma de mi habitación, un paisano que también vive en Argentina me envió un "artículo" de un joven de 26 años, también colombiano, que escribía sobre lo paupérrimo, nefasto y desgraciado que era haber nacido en Bogotá. 
Hoy me tomo el tiempo, dejo de estudiar para mis parciales de física y derecho, para responderle a su sesgada visión de la capital colombiana, a esa superioridad moral que hierve en cada una de sus publicaciones y futuras conferencias, que lo único que hacen, es aumentar su ego de escritor auto publicado.

Foto: confidencial Colombia


Soy consciente de las tantas dificultades que ha atravesado Bogotá en los último años, tengo claro las deficiencias y necesidades que la capital de mi país tiene, pero eso no me hace estigmatizar a la sociedad y mucho menos a su esencia e historia. 
Andrés Olarte, un joven colombiano que actualmente vive en Buenos Aires, estudia Derecho en la Universidad de Palermo y dirige un periódico de comunidades Latinoamericanas, que no llega a los 100 seguidores en Facebook. 
Este sujeto asegura en su columna de Las 2 orillas: "no vivo en Bogotá porque no me gusta ese lugar, ni su gente que se hace la buena pero es más mala que Sadam Husein bajo los efectos de la chicha que, en botellas plásticas, se puede conseguir en el centro de Bogotá. La mayoría de bogotanos que conozco son egoístas, mezquinos, acomplejados y, por si fuera poco, creen que el mundo se acaba al cruzar la calle 170." 
Desde mi visión como compatriota de este joven, perdón, no soy compatriota ya que al parecer, él considera todo un honor estar viviendo lejos de su país, de ese hueco, sin salida;   considero que su visión es totalmente pobre y sesgada, y no se da cuenta que su ironía es tan nefasta y ordinaria a efectos de cualquier uso literario; que su posición tras de ser hipócrita y acomplejada refleja perfectamente esa mezquindad del emigrante que se cree mejor por viajar a otro país. Le recomiendo que se tome 5 minutos y analice en que ciudad esta viviendo y se va a dar cuenta que las cosas no son muy diferentes. Parece que, a través de sus palabras lo único que busca es hacer una radiografía de lo que es él.
Les voy a contar algo, para que no se queden con la visión de este sujeto. Conozco bogotanxs maravillosxs, son seres humanos, estudiosxs, trabajadorxs, que tienen una sonrisa y una palabra de aliento para cuando lo necesitas; que buscan constantemente superarse, ser mejores personas. Sí, hay gente mala y con una vibra negativa como en todos los lugares del mundo; pero si hay un lugar en donde encuentras gran variedad de personalidades, gustos, estilos, vivencias, reflexiones, necesidades, todas propias de un perfecto crisol de razas, ese es Bogotá. 
Amaba levantarme y ver como se dibujaban al fondo de mi ventana las perfectas montañas de la capital, como se asomaba el sol al empezar el día y se adornaba con la Basílica del Señor de Monserrate a más de 3152 metros, disfrutaba poder tener un día soleado y una noche fría en la capital, y no tener que esperar mas de medio año para volver a envolverme con la niebla de las 7 de la mañana; sí, se que el trasporte público es una Odisea diaria, pero la recompensa estába cuando podía tomarme un delcioso café al llegar a casa, o podía almorzar un ajiaco, hacerme un jugo de lulo o maracuyá y terminar con un pedacito de bocadillo. Bogotá es sinónimo de muchas cosas, algunas bastante lejos de las que expone Olarte en su artículo.
El 27 de octubre de 2007 muchos bogotanos se equivocaron, eso no lo voy a negar, pero lo que no voy a permitir es que este pseudo extranjero se atreva a llamarnos idiotas, cuando es él, el que necesita vomitar todo su odio, para hacer sentir inferiores a otros, por que desde la psicología, sus palabras no son mas que un reflejo de sus tantos complejos, y si eso es culpa de Bogotá, voto para que lo indemnicen, Señor Olarte.
Querido joven, no corre un ridículo chovinismo por mi sangre, lo que me corre es pasión y amor por mi país, el que me dio lo necesario para salir a otras partes del mundo, conocer, aprender, estudiar y tener la capacidad de volver a mi país para entregarle todo lo que me ha dado, y lo que no también, por que al final de todo, nací en Colombia, amo mi país y me duelen las cosas injustas y complicadas que pasan en él.
Una famosa canción dice: "Un idiota, es el que cree que todos son idiotas menos él (...) No hay nada mas preocupante que un idiota peligroso, su arma mas peligrosa es desinformar a la gente". Le pediría en nombre de muchos "rolitos arribistas"  como usted nos llama y colombianos en general, que si usted no es capaz de respetar sus raíces, que si su corto criterio le da para pensar que todo aquel que viste una camiseta azul o roja lo hace para matarse, o que simplemente somos amargados y antipáticos, no comente cosas sin sentido, totalmente fuera de foco y que lo único que hacen es brindar una visón bastante ególatra de la capital colombiana; muchos de nosotros queremos una mejor ciudad, un mejor país; pero mas allá de las estructuras, los únicos que realmente podemos transformar la situación de Bogotá, somos nosotros, para ello se necesita de amor, pasión y entrega; no de artículos sublevados para intentar demostrar complejos personales.


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